miércoles, 3 de diciembre de 2008

Elipsis

Helado, mi estomago vacío se mimetiza con el silencio de la siesta. Y te mira, con ojo de cíclope, te mira. Te mira e implora: ¡Tómame! ¡Tómame por encima! Y tú, me tomas. Y yo, expectante de tus manos que me cogen desde arriba, que quitan mi sombrero y colman mi interior de tibio fluir de río caudaloso. Me tomas y me colocas sobre tu lecho ardiente, esculpidor de manjares para hombres hambrientos de néctar animal y vegetal. Y yo, rebozante del calor que has logrado hacer emerger por mis pies hacia el resto de mi brillante cuerpo, el calor que han esculpido las ardientes e inquietas manos de tu lecho por toda pulgada de mi piel espejada. Yo, que siento el ardor de mi vientre salírseme por la boca. Yo, que siento el vapor de mi aliento traspasar mi garganta de metal para culminar en un grito y completarse en éxtasis. Yo, ya gritándote que por favor detengas este acto y me tomes, de nuevo, desde encima, para poder, lento y jadeante, ir dosificando toda mi alma bullida, dentro del jarro vacío de tu ser y ser, en ti, la sedante infusión de tus sueños y culminar, de nuevo, en mi ubicua y helada soledad, a un costado de tu lecho..

1 comentario:

Joro dijo...

La pregunta es... ¿Quién Soy?