viernes, 19 de octubre de 2007

Se me desgranó un libro de poemas de Bukowski. Era un libro pequeño, en cantidad de hojas digo. La cola no servía, quedaba poco al medio por pegar, y las páginas se manoseaban unas a otras. Tomé la cinta pegajosa de papel 3M y uní la tapa y la contratapa. Como dije, es un libro enano, y las hojas se escurrían unas a otras, y eran varias, digamos, una orgía de hojas. Entonces, comencé a pegar una por una con la cinta pegajosa de papel. La primera al interior de la tapa, con tiritas arriba y abajo. Pasó un fardo de poemas y pego el fardo a otra página, casi, huérfana. La hoja se ve cogida, amordazada por delante, y deshilachante por detrás. Tomo dos nuevas tiritas de cinta, y la encadeno a la página que uno pensaría es la siguiente, pues el poema tiene cierta mueca de mutilado, cuando le escindo algunos versos. Ahora su miembro, digamos, la cola, preciosa cola parchada abre otro fardo, que debo, nuevamente juntar con pedacitos de 3M. Los montones se deshojan, y la cinta se acaba. No hay caso, los poemas quieren andar por ahí sueltos. Los tiré al vuelo de un noveno piso. Tom Baxter anda suelto, Tom Baxter anda suelto.

No hay comentarios: